Algo de literatura: El lobo estepario, de Hermann Hesse


Escrita por el alemán Hermann Hesse, esta obra obliga al lector a tratar de mantener el equilibrio entre el bien y el mal, lo civilizado y lo salvaje, lo razonable y lo que no lo es tanto. Harry Haller, nuestro protagonista, es un hombre culto, amante de la música clásica y solitario. Su faceta social es muy pobre, en definitiva, alguien al que si le preguntamos cómo le ha ido el día nos responderá de manera escueta pero cordial, lo justo para seguir su camino lo antes posible sin alargar la conversación. Tal y como se define él mismo, es un hombre con dos almas, dos personalidades totalmente antagónicas, por un lado, Harry, el hombre y, por otro lado, el lobo, el animal salvaje. Cuando Harry puede dejarse llevar durante un momento por bellos pensamientos o momentos de paz de repente aparece el lobo para desgarrarlo todo.

La primera mitad del libro transcurre con un continuo fuego cruzado entre estas dos almas que habitan en el señor Haller. Durante este inicio, el protagonista se encuentra con diferentes situaciones que parecen estar extremadamente relacionadas con él pero que en su momento no alcanza a entender del todo. En primer lugar, se topa con un manuscrito que define su personalidad al detalle, casi como si lo hubiera escrito él mismo. En segundo lugar, deambulando por la calle, se topa con un escrito sobre una tapia “Teatro Mágico. Entrada no para cualquiera. Solo para locos”. Estas señales dejan perplejo a Harry. Junto a todo esto, se suma la triste época en la que todo se desarrolla, finalizada la I Guerra Mundial, todavía saliendo de la catástrofe bursátil del 29 y a la espera de un nuevo conflicto mundial (recordemos que esta novela se escribe en 1927 y que ya aquí se anticipa la llegada de una segunda guerra en diferentes conversaciones). Nuestro lobo lleva varios años pensando en la fecha adecuada para acabar con su vida tras percatarse de su continuo declive, los cincuenta lo consideraba una buena edad, teniendo el unos 47. No obstante, el detonante llega tras una cena a la que el protagonista es invitado y en la que se enfurece al ver en un retrato a Goethe luciendo una sonrisa apacible y relajada, algo nada fiel a la personalidad del poeta.  La cena va mal y Harry no ve otra opción que suicidarse con una navaja de afeitar al llegar a su habitación. De camino a casa, decide parar en el Águila Negra a tomarse el conocido last drop, el último trago.

A raíz de aquí, podemos leer un libro totalmente distinto, como si alguien le hubiese quitado la pluma al bueno de Hesse. Harry, entre el bullicio de la cantina, escucha una voz femenina dirigiéndose a él, es Armanda, una mujer que le irá enseñando poco a poco a bailar, disfrutar de la música jazz (la cual el protagonista odiaba con toda su alma), a amarla, y a relacionarse con la demás gente, en definitiva, lo enseñará a vivir; todo esto lo hará a cambio de una cosa, que la mate cuando todo acabe. Junto con ella vendrán otros personajes que, a su vez, también enseñarán otras maneras de vivir. Entre estos personajes se encuentra Pablo, un joven saxofonista que, en mi opinión, es clave para comprender esta historia.

Después de explicaros todo esto, y por si no os he hecho un spoil suficientemente grande todavía, al final del libro hay un baile de máscaras; algo que a nuestro protagonista hubiera aterrado al inicio del libro, pero, que gracias a Armanda puede afrontar incluso con ganas. El baile es un absoluto desfase, Harry besa a varias mujeres, baila, se deja llevar, tiene al lobo encerrado con llave, algo que tiempo atrás no hubiera podido ni imaginar. Tras la fiesta, quedan los tres personajes principales solos, Pablo, Armanda y Harry. Pablo, el cual es un personaje de lo más misterioso, invita a los dos a visitar su Teatro Mágico. Harry se estremece y comienza a comprender. Pablo le presenta al protagonista un pasillo con varias puertas, cada una de ellas con un mensaje. Durante su visita al Teatro Mágico, Haller entra a algunas de estas puertas, dentro de ellas vive experiencias en las que puede revivir momentos de su vida y subsanar los errores cometidos o vivir situaciones totalmente surrealistas pero que llevan consigo una moralina ejemplar. Una de estas situaciones consiste en jugar a una especie de ajedrez de la vida, en la que cada una de las fichas que utiliza el protagonista es una de sus almas. Haller se percata de que no solo hay dos almas en él, sino miles de ellas, Harrys viejos, jóvenes, alegres, tristes, furiosos, apaciguados…

En la última de las habitaciones a las que entra encuentra a Armanda y a Pablo descansando desnudos sobre el suelo, Harry, creyendo que todo había acabado y acatando las órdenes de Armanda, saca un puñal y acaba con la vida de la chica. El cuerpo de Armanda se desvanece transformándose en una de las fichas del ajedrez de las almas. Pablo le recrimina el acto, le dice que no ha comprendido nada y que ha manchado de realidad su Teatro Mágico. Sin embargo, no es el final, puede volver a visitar el Teatro Mágico tantas veces como quiera hasta comprender el humorismo de la vida. Pablo, un personaje entregado al hedonismo y al deleite sin importar que hay más allá del momento; pretende mostrar al protagonista que el humor es necesario en la vida, por eso es una figura esencial en la preparación de Harry. La importancia del humorismo reside en cada renglón de este libro, por eso ríe Goethe en su retrato, por eso es la sonrisa para los inmortales. Por otra parte, el hecho de que Armanda se convierta en una de las piezas del ajedrez nos puede llevar a pensar que este personaje en realidad no existe, que simplemente es una de las fichas que se utilizaban en esta partida de ajedrez llamada vida.

En este libro podremos encontrar una ingente cantidad de simbolismos y dobles raseros. Pequeñas expresiones como por ejemplo La sonrisa de los inmortales nos llevarían horas y horas de debate y profundas charlas, también debatir si Harry Haller es un alter ego de Hermann Hesse. Solo espero que disfrutéis con la novela y con las pequeñísimas pinceladas que os haya podido dar en estas líneas.

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